A diario somos bombardeados con decisiones, problemas, circunstancias que nos preocupan y tratan de robarnos la paz y la tranquilidad. Es muy difícil mantener nuestra confianza en Dios ya que nuestro instinto de supervivencia nos traiciona; la mayoría de la veces reaccionamos ante las decisiones o situaciones adversas de la vida de la manera incorrecta.
Cuando nos esforzamos por mantener una relación intima con Dios, a través de la lectura de la Biblia y la oración, nos damos cuenta que poco a poco las cosas que antes veíamos como grandes dificultades ya no nos afectan tanto. Esto es porque al desarrollar intimidad con Dios nuestra fe y confianza en Él aumentan. Dios nos ayuda a tomar buenas decisiones y a reaccionar correctamente ante los problemas; nos liberamos de la necesidad intrínseca de querer arreglar todo a nuestra manera.
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¡Amén!
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