El Problema No Es Él... Soy Yo.

Es lamentable que cuando creemos que las cosas van bien es cuando más fácil nos olvidamos de Dios y buscamos nuestra propia agenda. Como vemos que "todo va bien" ya no dependemos tanto de Dios y nos concentramos en nosotros y nuestros deseos. Buscamos nuestro beneficio y nuestra felicidad a toda costa. Creemos que lo merecemos todo y que lo que hemos conseguido o logrado ha sido por nuestras propias fuerzas y virtudes. De momento todo lo que nos importa es lo nuestro...Todo es YO, YO y YO.

Cuando viene la prueba, la tribulación, la necesidad o escasez y nos encuentra en ese estado de autodependencia, de "dueños" de nuestro destino... no estamos preparados mentalmente y mucho menos espiritualmente. Muchas veces nos acordamos de Dios en esos instantes pero solo para echarle la culpa o reclamarle el habernos "abandonado" cuando fuimos nosotros mismos que nos alejamos de Él para hacer nuestra propia voluntad. ¡Pero que difícil se nos hace aceptar que... el problema no es Él... Soy YO!

En los momentos de crisis y de escasez es que se prueba en realidad nuestra fe y confianza en Dios y sus promesas. Dios, por su gran misericordia, escucha nuestro clamor y suplica; No importando el tamaño o tipo de problema que estemos pasando, cuando venimos confiadamente y ponemos nuestras cargas, temores y preocupaciones a sus pies, Él se encarga de consolarnos y darnos esperanza.

En Mateo 6:33 Jesús dice:

"Busquen el reino de Dios por encima de todo lo demás y lleven una vida justa, y él les dará todo lo que necesiten."

Vemos como en este tan conocido versículo Jesús promete que, si buscamos agradar a Dios por encima de todo, ¡Él nos dará TODO lo que necesitemos!

Hace unos años cometí el error de olvidarme de Dios y su propósito para mi vida para concentrarme en buscar lo que consideraba eran mis sueños, mis deseos, mi felicidad. Créanme que al final todo era un espejismo, una pantalla, una trampa que el enemigo, Satanás, me tendió para destruirme. Gracias a la misericordia y perdón de Dios aprendí la lección y ahora he decidido no hacer nada sin primero buscar la dirección de Dios y asegurarme que está de acuerdo con su voluntad.

La clave para tener éxito en la vida está en rendir nuestro YO completamente a Dios y buscar su voluntad y propósito para nuestra vida. Él solo quiere lo mejor para nosotros, sus hijos.

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Por Emanuel Betances / Se permite la reproducción citando la fuente
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